Por Mauricio Enríquez Zamora
Hoy se cumplen 338 años de la muerte de Baruch de
Spinoza, uno de los filósofos más importantes de la historia, aunque también de
los menos conocidos por los profanos de la filosofía. No fue encarcelado ni
quemado, como ocurrió con otros, pero compartió con la mayoría el canon del
filósofo, expresado según Gilles Deleuze en tres virtudes ascéticas: la
pobreza, la humildad y la castidad.
Su vida filosófica, iniciada en una excomunión y un
intento de asesinato, es lo que a continuación voy a delinear en términos un
tanto generales. Empezaré por describir el contexto histórico en que nace
Spinoza, la educación que recibió en Amsterdam, Holanda, su ciudad natal, y las
causas de su excomunión; para finalizar exponiendo cronológicamente el
itinerario de la obra producida por él desde su excomunión en Amsterdam, hasta
su muerte en La Haya, así como haciendo una valoración del influjo y actualidad
de su pensamiento.
1.
Origen del asentamiento sefardí en Amsterdam.
El 30 de marzo de
1492 los reyes católicos de España expulsan a los judíos asentados en su
territorio. La mayoría de los exiliados pasaron a Portugal. Otros se marcharon
al norte de África, a Italia y a Turquía. Los que se quedaron en España se
convirtieron al cristianismo.
El 5 de diciembre de 1496, Manuel, rey de Portugal,
destierra a judíos y musulmanes de su territorio, para facilitar su matrimonio
con la hija de los monarcas españoles. En 1547, por orden papal, fue
establecida en Portugal una «Inquisición libre y sin trabas». Durante el
periodo de 1512 a 1570 los conversos portugueses fueron asentándose en los
países bajos, principalmente en Amberes.
A fines del siglo XVI residía en Amsterdam un contingente
de individuos portugueses conversos, la mayoría trasladados de Amberes por
razones económicas. Algunos de ellos buscaban la ocasión de retornar al
judaísmo.
En 1608 y 1609 se organizan las primeras congregaciones
en Amsterdam: Neve Shalom («Morada de
Paz») y «Beth Jacob». Las cuales, en 1626, se fundirían en una sola congregación
llamada «Talmud Torah». El judaísmo de estas congregaciones era muy poco
ortodoxo.
2. La educación de Bento de
Spinoza.
Es en este contexto histórico de los sefarditas, donde
vivió Miguel de Spinoza, padre de Bento. Nació en Vidigere, Portugal, en 1587 o
1588, y llegó a Amsterdam en 1622, donde casó ese mismo año con Raquel, hija de
su tío Abraham Jesurum de Spinoza.
Raquel pierde a su primer hijo al nacer, en 1623. Muere
después, joven y sin hijos, el 21 de febrero de 1627. Miguel se casa en
segundas nupcias con Hanna Deborah Senior, en 1628.
En la comunidad de Amsterdam, el lenguaje de la calle era
el portugués, pero rezaban en hebreo. Los varones, al menos, conocían el
español, el lenguaje del conocimiento y de la literatura.
Miguel de Spinoza, preocupado por la educación de sus
hijos, los inscribió como miembros de la «Ets Chaim» (árbol de la vida). Los
estudios escolares estaban divididos en 6 estratos: 4 elementales (entre los 7
y 14 caños) y dos superiores (14 a 20 años).
En marzo de 1654 muere Miguel, padre de Bento, y éste
pasa a administrar el negocio de su padre auxiliado por Gabriel, su hermano
menor.
Aunque Bento no se inscribió en los grados superiores de
educación, continuó sus estudios en una yeshiva: Keter Torah («Corona de
la ley»), bajo la dirección del rabino Mortera.
Saul Levi Mortera fue una persona de amplias lecturas que
excedía el ámbito de los textos de la tradición judía. En sus escritos hay
referencias a la Patrística, a los filósofos antiguos y medievales (judíos y no
judíos), a los humanistas italianos, como también a las autoridades rabínicas. Spinoza
recibió de Mortera al menos parte de la instrucción religiosa y filosófica de
los años de enseñanza superior.
Otro
importante rabino que tuvo su influencia en Spinoza fue Menasseh ben Israel quien llegó a Amsterdam alrededor de
1610, donde formó parte de la congregación Beth Jacob, y fue educado por
Mortera y el rabino Uziel. A la muerte de éste, lo remplazó como chacham
de la congregación Neve Shalom.
Tomó sobre sí la responsabilidad de explicar las
doctrinas y creencias del judaísmo a los Gentiles. Su influencia sobre Spinoza
pudo ser más bien indirecta, a través de las obras que Bento poseía de él: Esperanza
de Israel y El conciliador.
Pero,
de quien se cree pudo tener mayor ascendiente es de Franciscus Van den Enden. Nacido en Amberes en 1602, a
los 17 años ingresó en la orden de los jesuítas, de la que fue expulsado dos
años después. Posteriormente adquirió el título de médico y se instaló con su
familia en Amsterdam a mediados de los años 1640.
Enseñó latín en Amsterdam hasta 1671. Estas lecciones se
complementaban con una introducción general a las artes y las ciencias, así
como con la representación teatral de pasajes de obras latinas.
Fue un defensor radical de la democracia, que respete las
fronteras entre autoridad política y creencia teológica, y en la cual los
líderes religiosos no jueguen ningún papel en el gobierno. En 1674 se implicó
en una conspiración contra la Corona Francesa. El plan fracasó y Van den Enden
fue ahorcado.
La compañía de Van den Enden fue de importancia crucial
para el desarrollo intelectual y personal de Spinoza. Le aportó una preparación
humanista y una mayor depuración de sus opiniones políticas y religiosas.
3. El Anatema.
Los líderes sefardíes de Amsterdam emplearon ampliamente
el anatema para mantener la disciplina y reforzar la unidad dentro de la
comunidad. La excomunión estaba directamente unida a la violación de leyes
específicas.
Según el historiador Josef Kaplan, entre 1622 y 1683,
treinta y nueve hombres y una mujer fueron excomulgados por la congregación de
Spinoza, con penas que oscilaban entre 1 día y 11 años.
El anatema contra Spinoza tuvo entre sus causas que
hubiese negado el estatuto de verdad de la ley de Moisés, así como afirmar que
el alma no es inmortal, sino que muere con el cuerpo. Sin embargo, tenía
también dimensiones políticas. Spinoza era un liberal republicano para quien la
soberanía reside en la voluntad del pueblo. Por otro lado, los líderes de la
comunidad judío-portuguesa de Amsterdam eran mercaderes ricos que dirigían los
asuntos de la comunidad de manera autocrática.
Estos líderes de la comunidad judía, conscientes de su
condición de minoría, estaban atentos a satisfacer en todo lo posible –y no
contrariar- la política holandesa. Por ello, dada la preponderancia del
calvinismo, no dudaron en castigar a quien con sus herejías ofendía no sólo a
las creencias judías, sino también las cristianas.
Dado también el conflicto que los calvinistas tenían con
el cartesianismo, era necesario también castigar o no acoger en el seno de la
comunidad a quien tuviera estas inclinaciones. Y Spinoza tenía la fama de ser
cartesiano.
4. Obra de Spinoza.
Tratado
de la reforma del entendimiento.
Considerado como el primero de los tratados filosóficos
originales de Spinoza, se cree que fue compuesto alrededor del año de 1659. Es,
además, una obra inconclusa. Aquí se ocuparía de la cuestión preliminar del método
filosófico y de algunos problemas relativos a la naturaleza y variedades del
conocimiento.
Es también en parte un esquema autobiográfico del propio
itinerario intelectual de Spinoza y en parte una invitación al lector a seguir
el mismo camino y abrazar la vida filosófica.
Breve
tratado sobre Dios, el hombre y la felicidad.
Se cree que esta obra fue compuesta por Spinoza a partir
de 1661, en Rijnsburg, y que lo hizo para exponer su filosofía a sus amigos. Nunca
tuvo la intención de publicarla.
El Breve Tratado comienza con varias pruebas de la
existencia de Dios y, concluye que la felicidad y serenidad del hombre, y sin
duda su bienaventuranza, consisten en el conocimiento de Dios y del modo en que
todas las cosas en la naturaleza dependen de él.
Sin embargo, el Dios cuya existencia es demostrada no es
el Dios de la Iglesia Reformada, ni el de ninguna religión. Es más bien «un ser
susceptible de recibir atributos infinitos».
Principios
de la filosofía de René Descartes.
En 1663, Spinoza se instala en Voorburg, una pequeña
población cercana a La Haya. Por ese año, sus amigos le pidieron que compilara
para ellos una versión ampliada de las lecciones de filosofía cartesiana dadas
a un alumno suyo, Johannes Casear (Casearius), quien estuvo viviendo con él
durante su estancia Rijnsburg.
Casearius vivió en casa de Spinoza luego de haber
abandonado sus estudios de teología en la Universidad de Leiden. Tenía por
objetivo adquirir una preparación exhaustiva en la filosofía cartesiana. En
esta obra, Spinoza utilizaba principios cartesianos para resolver algunos
problemas que el propio Descartes no trató adecuadamente.
En el verano de 1663, la epidemia de la peste se extendió
nuevamente por el norte de Europa. Esta vez
atacó con particular rigor y duró más de seis años.
La
Ética.
Hacia junio de 1665, Spinoza debió pensar que ya tenía
material suficiente para completar el manuscrito de su Filosofía, al que
más tarde llamaría Ética. Estaba proyectada en tres partes, aunque la
versión definitiva, terminada en 1675, y que sus amigos publicaron después de
su muerte, fue implementada, revisada y reorganizada en cinco partes: sobre
Dios, la mente humana, las pasiones, la servidumbre humana a las pasiones, y la
libertad por la vía del poder de la inteligencia.
El
tratado teológico-político.
En
1665, Spinoza interrumpe provisionalmente la redacción de la Ética para escribir su Tratado Teológico-Político, algunas de
cuyas cuestiones referidas en su prólogo son: ¿por qué el pueblo es tan
profundamente irracional?, ¿por qué se enorgullece de su propia esclavitud?,
¿por qué los hombres luchan por su esclavitud como si se tratase de su
libertad?, ¿por qué una religión que invoca el amor y la alegría inspira la guerra,
la intolerancia, la malevolencia, la tristeza y el remordimiento?
En
1670 se publica anónimamente el TTP, y en una falsa edición alemana. No
obstante, se identificó fácilmente al autor. El contenido de esta obra suscitó
intensa indignación entre intelectuales de corte conservador. Deleuze afirma
que “todavía hoy no puede leerse el Tratado
sin descubrir en él la función de la filosofía como empresa radical de
desengaño, o como ciencia de los «efectos»”. Y es que Spinoza buscaría con esta
obra comprender la esencia de fenómenos como la religión o la sumisión a la
autoridad, para posibilitar una posterior liberación humana en el ideal de un
estado democrático.
El
tratado político.
En
este trabajo, inconcluso, pero cuya redacción data desde 1675, Spinoza da
líneas directrices para la organización del Estado, que él deduce de la
naturaleza y de la esencia del hombre. No interesa en esta obra indagar sobre
cuál ha de ser la mejor forma de gobierno, si la monarquía, la aristocracia o
la república, como en otras obras políticas, sino cómo adecuar la organización
de un Estado de modo tal que, con independencia de quien lo gobierne, no se
salga del cauce del Bien Común.
5. Spinoza en La Haya.
Spinoza se instala en La Haya en algún momento de finales
de 1669 o principios de 1670. Tras haber vivido un año en la casa de una viuda
llamada Van der Werve, se mudó por última vez en su vida a una casa cercana
cuyo propietario era Hendrick van der Spyck. Allí, Spinoza recibió muchas
visitas, puesto que por entonces Spinoza gozaba ya de muy buena reputación en
La Haya y otros lugares.
En octubre de 1671, Spinoza recibió una carta de
Gottfried Wilhelm Leibniz, entonces un joven recién graduado en Derecho en la
Universidad de Altdorf. Dada la natural brillantez de Leibniz y su amplio campo
de intereses, éste debió ser seguramente el intercambio filosófico más útil y
fecundo que Spinoza habría mantenido jamás.
En 1676 se entrevista personalmente con Leibniz. Según
Spinoza, se reunieron unas cuantas veces, probablemente en el curso de varias
semanas. Leibniz aprovechó para preguntarle sobre sus ideas metafísicas. Y
Spinoza, al comprender su interés, le enseñó la Ética, o al menos alguna
parte de ella.
Durante el invierno de 1676-77, probablemente Spinoza
tuvo un par de vómitos de Sangre. Se fue
quedando cada día más pálido, delgado y débil. No obstante, Van der Spyck y su
familia no imaginaron nunca que la muerte de Spinoza fuera tan inminente. Pero
el 21 de febrero de 1677, silenciosamente, falleció en compañía de Lodewijk Meyer
u otro de sus amigos de apellido Schuller.
6. Trascendencia de Spinoza.
La
importancia del pensamiento de Spinoza puede aquilatarse tanto por la
influencia que ha tenido en otros filósofos de diversa talla, o bien, por la
pertinencia de algunos de sus planteamientos a los problemas humanos
contemporáneos. Pese a la publicación de su obra póstuma, su filosofía quedó en
la sombra por más de cien años, hasta que en 1783 vuelve a hacerse presente en
medio de una polémica entre los filósofos fundadores del idealismo alemán. Gracias
a estos y otros militantes del idealismo alemán, incluyendo al mismo Hegel, se
discutió críticamente el pensamiento del holandés, sin quedar en meras
descalificaciones.
Al
mismo tiempo, se puede hablar de una recepción de Spinoza en los hegelianos de
izquierda, concretamente en Marx, o bien marxistas contemporáneos como
Althusser o Negri quienes ven en su pensamiento filosófico-político el camino
nunca recorrido por la filosofía de occidente, un camino bloqueado.
Otro
ejemplo notable donde la presencia Spinoza irrumpe es en el estructuralismo
francés de Gueroult y Deleuze, a fines de los sesenta del siglo pasado. En fin, la lista puede ser más larga aún,
pero estos últimos casos son más que suficientes para respaldar el argumento de
que nuestra época ha realizado una recuperación de Spinoza inusitada en
cualquier otro pensador, colocándolo en el centro de algunos problemas
actuales.
No
obstante, cabe cuestionarse qué aspectos específicos de su filosofía son
recuperables. Aunque todos los problemas implícitos en su pensamiento guardan
entre sí una estrecha relación, algunos de ellos no significan mucho para
nuestro tiempo. Los aspectos metafísicos y epistemológicos, empleados para
fundamentar su antropología, ética y política, nos aparecen menos interesantes
que estos últimos. Esto, sin embargo, tiene poca importancia, pues el tema
fundamental en Spinoza es el hombre y su felicidad o libertad.
El
sistema spinozista busca entender la naturaleza del hombre, ubicándolo en su
conexión con su entorno natural. Se trata de conocerlo tanto como un cuerpo y
como alma o mente. Pero también se trata de entender los efectos o fenómenos
humanos, sean psíquicos o físicos, por sus causas. Sólo mediante este
conocimiento se puede lograr la felicidad y la libertad. Esta última, además,
tanto en un sentido individual como social o político.
En
Spinoza tenemos un modelo de ética basado íntegramente en un conocimiento
psicofísico del individuo, no en presupuestos morales o religiosos. Justo el
modelo que en la actualidad ha comenzado a seguirse, considerando una ética
científica. Tenemos un modelo de política que también se apoya en el
conocimiento pasional de los individuos y en la organización de las
instituciones sociales. Además, hay en esta política una atención especial a los
temas de la corrupción y de la democracia, también de relevancia actual.
Mas
si no se encontrase en los contenidos de su filosofía respuestas o cuestiones
que nos sean útiles para la solución de nuestros problemas presentes, nos
quedaría aún su ejemplo. Spinoza vivió su pensamiento. Y fue siempre coherente
con un sentido del filosofar como búsqueda de causas inmanentes de los
fenómenos humanos o naturales. Su confianza en el pensamiento es digna de
emulación por quienes se asuman en el oficio de la filosofía. Esta es, pues, mi
invitación a su lectura, a su estudio o a su investigación rigurosa.