jueves, 8 de abril de 2010

Enrique Félix Castro: el carácter romántico del sinaloense


En diversos textos del "Guacho" Félix, escritos a mediados del siglo pasado, alude a un cierto "romanticismo" que caracteriza al sinaloense. ¿Cuál es el sentido exacto que le da a este término? Aunque no deja de tener cierta relación con el movimiento cultural así llamado, que surge en Europa y llega posteriormente a tierras americanas, el Guacho dice que no es sólo por asumir tales valores o ideas que el sinaloense es romántico, sino más bien por una actitud general que lo hace alguien eminentemente afectivo, emotivo, imaginativo. El sinaloense piensa con el corazón. Por esto, hay en él una tendencia constante hacia la fantasía o el ensueño.

Tal caracterización del sinaloense tiene implicaciones tanto positivas como negativas, pero si consideramos que constituye el verdadero ser del sinaloense, al margen de esas cuestiones de valor, es necesario estudiar semejante carácter. Y es en esta perspectiva en que se inscribe la intención del autor al hacer su estudio: "Sinaloa vale mucho, vale poco o no vale nada porque es romántico" (Tendencia romántica de Sinaloa). Es preciso conocer ese carácter romántico para mejorar lo que haya que mejorar.

¿Qué origen puede tener ese romanticismo sinaloense? Enrique Félix Castro no es del todo claro al responder a esta cuestión. Sin embargo, parece atribuir al menos parte de la causa al siguiente hecho histórico:

"La conquista española de nuestro ambiente no tuvo la virulencia de la conquista de la altiplanicie mexicana. Los nahoas fueron sometidos por la explotación del trabajo y por el catecismo cristiano, pero tan mecánicamente, tan circunstancialmente, que podemos afirmar que el mestizaje sinaloense tuvo una formación oscura, silenciosa, indiferente a los sucesos de la etapa de la independencia" (Ídem).

El encuentro entre españoles e indígenas de la región sinaloense no alcanzó el grado traumático que tuvo con los pueblos de la meseta central que "vieron caer sus templos y a quienes les fue arrasada toda su cultura por los españoles" (Entrevista con el Guacho Félix, por Roberto Hernández), puesto que los sinaloas tenían muy poco que perder como pueblos dedicados a la caza y la pesca, y de costumbres muy rudimentarias. Además, los sinaloas "fueron educados por los sistemas liberales de los jesuitas, mientras que las tribus del interior fueron espiritualmente reprimidas por la mística de los dominicos, franciscanos y agustinos" (Tendencia romántica de Sinaloa).

Estas circunstancias históricas imprimieron en el carácter de los sinaloenses un ánimo alegre, antes que triste, u optimista en vez de pesimista. Pero, por otro lado, atenuaron el proceso del mestizaje, como se mencionó más arriba. Entendiendo por mestizaje no a la simple mezcla biológica de las razas, sino a la toma de conciencia como clase social subordinada. La conciencia que motivó los movimientos de independencia respecto del poder español.

"En la historia sinaloense no se registran hechos ni personajes de importancia en las guerras independientes iniciadas en 1810. [...] Los sinaloenses no tenían plena conciencia de la causa de la Independencia; no hubo sublevaciones populares; no tuvimos héroes. Los sinaloenses fueron simples espectadores del evento nacional. [...] Nuestro mestizaje estaba todavía en integración. Estaba en la etapa de la tutela. Entendía a España como una madre que le daba diversos tratamientos de bondad, de disciplina, de atención, de indiferencia, de educación" (Ídem).

Esta conformidad del alma del sinaloense con la figura de España, sobrellevada en tres siglos de servidumbre, explica su pasividad ante el movimiento de Independencia; explica incluso su carácter alegre y esperanzado, mas no parece claro que por ello deba ser más "emocional" que otros pueblos. Pues lo emocional, ¿no implica, junto con la alegría, la tendencia a la tristeza? Pero esto puede explicarse tomando en cuenta esta ley psicológica: que lo que nos es causa de alegría puede a su vez convertirse en causa de tristeza, y más aún, que si en un principio nos hubiese sido indiferente. Y cuanto más grande sea la alegría original, la tristeza final será mayor.

El sinaloense es romántico porque es predominantemente alegre, porque sus energías anímicas no se ocultan, sino que es franco, sincero. Pero las circunstancias adversas a sus deseos o esperanzas lo afectan de tristeza en una forma drástica. Como un niño, es muy susceptible tanto al amor como al odio.

En entrevista con Roberto Hernández, el Guacho Félix responde a la cuestión del valor de este romanticismo. Estéticamente, dice, es bello, pero en lo que concierne a la buena organización de una sociedad, puede ser algo muy malo:

"[...] la emoción es creadora de grandes ideales, pero también es fuente de profundas aberraciones. Nuestros sentimientos necesitan riendas, Sinaloa necesita una honda educación sentimental. Nuestra emoción debe estar a tono con la realidad económica, política y social" (Entrevista al Guacho Félix).

Junto a esa emotividad, se requiere el ejercicio efectivo de la razón para poder conformar adecuadamente una sociedad. Félix Castro manifiesta cómo el sinaloense ha destacado por lo general en lo que más requiere de la subjetividad, de la introversión, con poca tendencia a la objetividad. Pero es en ésta donde se asienta el desarrollo de la civilización, a través de la ciencia, la técnica y el pragmatismo político. Por esto explica la dificultad del sinaloense para adaptarse a los avances de la civilización.

En su ensayo "Evolución tardía de la provincia" califica el progreso de Sinaloa, al igual que el de la mayoría de las provincias del país, como mediocre:

"Nuestro destino, que venturosamente está repleto de enormes posibilidades, adviene lentamente yugulado por una mediocridad del alma que debemos estudiar a fondo, con el fin de renovar nuestra filosofía de la existencia y asegurar nuevas bases de la felicidad, ya lejanamente apetecida".

Esta mediocridad en el progreso técnico puede a su vez llevar a la mediocridad espiritual. Atribuye al sinaloense, además, la dificultad de asimilar y ampliar las conquistas de la cultura. Dominado por su propia fantasía romántica, el sinaloense se vuelve incapaz de realizar el progreso económico, social y cultural que los pueblos más avanzados han logrado.El romanticismo, esa tendencia a la emotividad, sin las riendas de la razón, hace que los individuos se dispersen, se aislen, que se vuelvan sobre su propia subjetividad. Este aislamiento impide que puedan realizar acciones culturales verdaderas, pues los verdaderos logros culturales han implicado siempre la interrelación y no han sido obras de hombres aislados. Esto mismo ha ocurrido, y con mayor razón, en los avances técnico-económicos.

Así pues, si la fantasía romántica está vinculada al aislamiento individual, la razón debe ser la actitud mental que logra articular los esfuerzos de los individuos en torno a un mismo fin, potenciando las capacidades de los individuos aislados y sacándolos fuera de sí mismos, haciéndolos objetivos. La razón implica la sociabilidad. Desde esta perspectiva, el problema del carácter romántico del sinaloense no es sólo un problema psicológico, sino también político. Es preciso también conocer las circunstancias objetivas que lo aislan, orillándolo a su vida romántica. Desde ambos aspectos, tanto el psicológico como el político, debe afrontarse el problema.

Esta consideración del aspecto político como factor del romanticismo sinaloense no era algo que el Guacho desconociera. Y si concentró su atención por "renovar nuestra filosofía de la existencia y asegurar nuevas bases de la felicidad", lo hizo para que asumiéramos el compromiso de construir una ética propia que nos colocara a la vanguardia de la civilización, estudiando a fondo nuestro carácter social.

Por otro lado, el romanticismo sinaloense evoluciona, no es algo fijo, y en parte de nuestra historia ha jugado un rol positivo. Una de las sublimaciones más fecundas de este romanticismo lo ha sido la fundación del Liceo Rosales, el 1o de marzo de 1874, por el entonces gobernador Eustaquio Buelna. Éste, como se sabe, es el antecedente histórico de la actual Universidad Autónoma de Sinaloa.

"La Universidad de Sinaloa es un parto romántico de 1873. Nació en la boca de los fusiles liberales urgidos de inmortalidad, al cruzarse la inquietud madura de Eustaquio Buelna y la victoria polvosa y sangrienta del epónimo Antonio Rosales. [...] La Universidad es romántica. Porque es el albergue de la juventud [...] La juventud es romántica porque es intuición. Porque es balbuceo y sollozo. Tanteo y zozobra. Avance en la madrugada. [...] Es el monstruo ideal de todos los tiempos. Es la edad pura del corazón" (Chuy Andrade y la tradición romántica de la Universidad de Sinaloa).

El romanticismo que funda la Universidad es positivo porque "en ella se plasmó la conciencia sinaloense dentro de la unidad espiritual mexicana. El Colegio Civil Rosales es el mejor intento de la organización emotiva del hombre de nuestro solar" (Tendencia romántica de Sinaloa). Con lo cual se busca forjar la racionalidad sinaloense en el equilibrio entre corazón y cerebro.

Figuras como las de Teófilo Noris, Domingo Rubí, Juan B. Sepúlveda, Jesús G. Andrade y Rafael Buelna, entre otros, están íntimamente ligadas a la vida universitaria, compartiendo con ella el mismo espíritu romántico. La universidad representa, por esto, el corazón de la historia de Sinaloa.

Esta consideración comparada de lo bueno y lo malo del romanticismo sinaloense definido por Félix Castro nos deja, como principio general de conducta, la búsqueda de ese equilibrio entre la emoción y la razón: la reorganización emotiva del sinaloense. Y si ésto ha de ser a través de un proyecto educativo, como lo es la Universidad, implica que por ella se renueven críticamente lo valores y las virtudes que conforman nuestra alma:

"En la Universidad de Sinaloa, los estudiantes y maestros empiezan a recoger la onda emocional de pueblo; la de ayer, la de hoy y la de mañana. Las puertas universitarias están abiertas a la realidad de nuestro tiempo. Hay ímpetus románticos pero renovados en la conciencia dolorosa del hombre que está urdiendo un mundo mejor" (Chuy Andrade y la tradición romántica de la Universidad de Sinaloa).



Textos:
1. Chuy Andrade y la tradición romántica de la Universidad de Sinaloa.
2. Entrevista con el Guacho Félix, por Roberto Hernández.
3. Evolución tardía de Sinaloa.
4. Tendencia romántica de Sinaloa.

Fuente:
1. Félix Castro, Enrique. Evolución tardía de la provincia. Ed. UAS. Culiacán. 1985.

1 comentario:

  1. ¡Muy buenos textos los que pones de referencia!, Mauricio... Está difícil eso, comprender el porqué de la "sinaloalidad", si es que se me permite tal expresión... Estoy en cierta medida de acuerdo con algunas aseveraciones sobre lo que se interpreta de lo que piensa Enrique Félix... Lo más fascinante y destacable para mí del sinaloense, en general, es el poder al que puede llegar su voluntad, esté ésta bien o mal dirigida... En cuanto a la tendencia tan emotiva del sinaloense, ésta es de aspectos muy primarios: interiorización de los valores de la vida del campo, valorización de lo familiar, del relacionarse sexualmente y de los avances científico-técnicos que se copia principalmente a la cultura gringa... Su emotividad tiende a quedarse ahí, no se desarrolla, no toma formas cada vez más ricas, más complejas, o por lo menos más propias, más auténticas... Esta emotividad primaria se traduce usualmente en dos estados afectivos principales: la alegría y la ira desbordadas... Tal vez el hecho de que en esta región se ha tenido la fortuna o el infortunio de que otros piensen culturalmente por nosotros mismos, que otros sean los que desarrollen formas de expresión cultural innovadoras (ciencia, arte, nuevos valores de todo tipo), tal vez por eso nuestro grado de utilización del potencial racional es muy bajo, y no me refiero a que no utilicemos la razón, sino que no la utilizamos en el sentido de rebasar el individualismo desmedido ligado a la emotividad primaria que ya he mencionado... Comprender el porqué de todo esto es una tarea multidisciplinaria, aunque la batuta la deben de tener los historiadores... En resumen, diría que esta región llamada Sinaloa tiene aún más aportes culturales que dar, dependerá esto de su futuro desarrollo político y social...

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