de tus entrañas nace la esperanza.
Dulce canto de aves, luminosa luna...
Vestigios de fe, de amor y de alma.
Todas las cadenas caen, a una,
y el alma, libre, a su luz abraza:
vida-y-muerte, humana dictadura.
Atavío de férrea lucha en el alma.
La fuerza terrible del rayo azota
al mundo en tinieblas, loco y ciego...
Ellos departen su ruina dolosa.
Cual quimérico tesoro, herederos
de miseria y de mentira, sus bocas
consumen, ansiosas, piedra y viento.
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